ALONDRA RODRÍGUEZ OLMOS
Desde la antigua Grecia, el hombre ha tratado de saber de qué estaban hechas las cosas, todas las cosas, o sea el universo, llegando a la conclusión que “todo” estaba hecho de cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego. Cualquier cosa que hubiera en la tierra se podría formar mezclando distintas proporciones de estos elementos. Otro concepto que apareció en esta época fue el de átomo como partícula mínima indivisible
A principios del siglo XX se descubrió que el átomo sí era divisible, estaba formado por partículas más pequeñas en forma de protones y neutrones agrupados en el núcleo y los electrones girando en órbitas alrededor.
Sin embargo a pesar de que todo el universo está formado por estas partículas, existen multitud de nombres para distintos elementos subatómicos más o menos simples, que según sus propiedades pertenecen a una u otra familia. A este nivel un cuerpo tiene las propiedades conocidas de masa y carga, pudiendo ser nula cualquiera de ellas, y además tienen espín y carga de color en el caso de los quarks.
El spín es el momento angular o giro del cuerpo. En este punto toca recordar que a nivel subatómico, cualquier parecido entre las leyes que lo gobiernan y las que estamos acostumbrados a usar en “nuestro” mundo macroscópico es pura coincidencia, ya que si entendemos el giro de un cuerpo como la rotación de todos los puntos del mismo alrededor del punto central o eje, además las cosas que vemos girar pueden hacerlo una en cantidad cualquiera, una vuelta, media, o 15’456 grados.
No hay cantidad fija, sin embargo a nivel cuántico, esta propiedad esta quantizada, o sea que sólo puede tener unos valores fijos para cada partícula, si cambiamos el espín ya no es esa partícula, igual que un electrón siempre tiene carga negativa y si tiene otra carga es otra cosas.
Hoy sabemos que la cosa no acaba ahí, los protones y neutrones están formados por quarks y además existe todo un enjambre de partículas.
Hasta 1932 podía explicarse la
constitución de la materia sólo con cuatro partículas elementales: el electrón,
el protón, el neutrón y el fotón. Sin embargo, pronto se comprobó que el número
de partículas elementales era mucho mayor.A partir de 1940 se descubrieron
cientos de partículas elementales y además las correspondientes antipartículas,
idénticas en masa y vida media, pero con carga opuesta. Esta proliferanción de
partículas hizo que los físicos desarrollasen unos criterios para clasificarlas
y llegar a comprender tanto la estructura interna de la materia como la
naturaleza de las interacciones que existen entre ellas.Actualmente hay dos
criterios básicos para la clasificación de partículas subatómicas: según el
valor de su spin y según su estructura.En cualquier transformación o
interacción entre partículas deben conservarse la carga, el número leptónico,
el número bariónico, la estrañeza, el encanto y el spin.